Los procesos de convergencia tecnológica y cultural que se desarrollaron en los últimos años impactaron fuertemente sobre las producciones mediáticas, dando lugar a la experimentación de nuevas estrategias narrativas. En ese contexto surgieron las producciones transmedia, buscando aprovechar la convergencia para ensanchar los relatos a través de múltiples medios y soportes.
Si bien los primeros pasos se percibieron en el campo de la ficción, rápidamente se fueron desarrollando también producciones documentales transmedia, aunque con presupuestos más escuetos. Con algunos titubeos y cierto recelo por parte de los editores, los medios tradicionales fueron asimilando asimismo, paulatinamente, estrategias de comunicación periodística multimedia y transmedia.
Gradualmente, las transformaciones en el ecosistema de medios constituyeron un espacio propicio para desarrollar historias periodísticas y documentales potenciadas por las lógicas de comunicación de la web 2.0, los medios sociales y los dispositivos móviles. Al interior de los modelos narrativos innovadores, los contenidos comenzaron a expandirse, a mutar, a retroalimentarse y a circular en múltiples plataformas.
Cuando hablamos de narrativas transmedia nos referimos a aquellos relatos que superan la idea de multiplataforma, de producto enriquecido, de historia adaptada, de narración participativa. En este sentido, consideramos posible afirmar que estamos ante uno nuevo sistema estético, narrativo y tecnológico personalizado, que pone en contacto obras híbridas y accesibles desde diferentes puntos de la historia, desde diversas puertas de entrada a la narrativa donde los usuarios pueden moverse
libremente.
En un proyecto de comunicación transmedia, cada pieza conlleva una forma de mediatización singular: expone formas de recepción distintas, modelos de apropiación diversos, permitiendo la transformación de la obra original en obras derivadas. Es por ello que, en buena medida, la clave del desarrollo de un proyecto transmedia radica en analizar y comprender qué es lo que cada medio sabe hacer mejor: cuál es su potencial, su fortaleza, y cómo podría conectarse con otras plataformas para expandir la experiencia narrativa.
Otro elemento distintivo del transmedia storytelling es la participación de los usuarios. Un relato transmedia depende fundamentalmente de la colaboración activa de los actores intervinientes, haciendo imprescindible el diseño de una estrategia participativa que sostenga el funcionamiento del universo en su conjunto. Las experiencias narrativas transmedia que desarrollamos en la Dirección de Comunicación Multimedial de la UNR (Tras los pasos de El Hombre Bestia en 2013, Mujeres en venta en 2015, entre otros) nos han dejado claro un imperativo narrativo: sin estrategias de participación no hay transmedia.
Cabe subrayar también que transmedia no equivale a digital y on line: los relatos transmedia tienen la extraordinaria capacidad de vincular medios digitales y analógicos, resignificar el papel de los medios tradicionales e incorporar una multiplicidad de plataformas válidas para contar historias, con una buena cuota de ingenio y creatividad.
Prosumers, emirecs y translectores
En el escenario mediático actual, las narrativas transmedia irrumpen con contenidos esparcidos en varias plataformas y soportes, configurando una intensa participación de audiencias productoras de contenidos, conocidas en el mercado como prosumers.
Resulta importante, sin embargo, diferenciar este concepto de raíz economicista de la participación real en tanto relación horizontal comunicativa donde se pone en práctica la idea de ciudadanía y de democracia, impulsando verdaderas experiencias de coautoría y construcción colectiva de sentidos.
El canadiense Jean Cloutier (1973) propone un modelo comunicativo (emirec) en el que todos los participantes tienen la posibilidad de ser emisores y receptores en el mismo momento. Allí radica la gran diferencia: mientras el prosumer es un individuo que trabaja de forma gratuita para el mercado, reproduciendo el modelo existente (comunicacional, político y económico), llamamos emirec –siguiendo a Aparici y García-Marín– al sujeto empoderado que tiene la capacidad potencial de introducir discursos críticos que cuestionen el funcionamiento del sistema. El emirec comunica desde una posición de libertad.
Involucrando a los usuarios en la trama narrativa, los proyectos de comunicación transmedia tienen una gran capacidad de empoderar a las comunidades para hacer visibles sus propias historias y transformar sus contextos. Estas audiencias productoras participativas comienzan a luchar por un nuevo derecho constitutivo en el complejo entramado comunicacional: la ciudadanía comunicativa.
Como sostiene Carlos Scolari (2017), las narrativas transmedia promueven multialfabetismos: generan translectores con habilidades para interpretar e integrar discursos provenientes de diferentes medios y lenguajes. En el campo de la no ficción, en los relatos periodísticos y documentales, las narrativas transmedia no deberían pensar en consumidores, clientes o recursos humanos, sino en actores sociales protagonistas, dispuestos a interactuar y formar parte de la trama con pleno compromiso narrativo; son ciudadanos que habitan y recorren historias que se desarrollan tanto en escenarios virtuales como en el territorio.
Vale preguntarnos, entonces, hasta dónde las empresas periodísticas estarán dispuestas a subir escalones para invertir en estos nuevos relatos, habilitando parte del contenido en manos del público participante, asumiendo la cocreación como una oportunidad de desarrollo y producción enriquecida, que pueda ensanchar tanto el universo narrativo informacional como la empresa periodística en sí.
Sobre muchas de estas cuestiones debatiremos junto a otros investigadores, académicos, periodistas y productores de Iberoamérica en el marco del 10º Foro Internacional de Periodismo Digital y 5º Encuentro Internacional de Narrativas Transmedia. El evento se realizará el miércoles 25 y jueves 26 de abril en el SUM de la FAPyD (Riobamba 220 bis). La participación es libre y gratuita. Sólo hace falta completar el formulario de inscripción y presentarse antes de la apertura de los paneles. Entre los conferencistas del Foro 2018 se cuentan, además, Carlos Scolari (España), Denis Porto Renó (Portugal), Arnau Gifreu (España), Vicente Gosciola (Brasil), Fernando Acuña (Chile), Lionel Brossi (Chile), Alejandro Angel Torres (Colombia), Pablo (Ecuador), Jacaranda Correa (México), Daniela González (Uruguay), Patricia Peña (Chile), Damián Kirzner, Martín Groisman, Roberto Igarza, Lila Luchessi, Alvaro Liuzzi y Patricio Irisarri.
Por Mg. Fernando Irigaray y Lic. Anahí Lovato
Publicación original: Suplemento Educación del Diario La Capital de Rosario
Fecha: sábado, 7 de abril de 2018
Ilustración: Chachi Verona